viernes, 26 de diciembre de 2014

Esta, es una imagen que impresiona. Tan sólo representa a un indio sencillo, no a un gran jefe, y qué decir de lo profundo de su mirada, de la vida que se ve reflejada en ella. Probablemente se trate de un ser más humano y perfecto de lo que aspira a convertirse cualquier hombre del S. XXI, con una mirada vacía. El espíritu, la fuerza y el poder de la palabra, se destilan en esta instantánea. Un espíritu que es difícil encontrar hoy en día, salvo que uno frecuente ciertos colectivos, como árabes y gitanos, con ojos llenos de expresividad. El alma se está matando, al igual que el poder de la palabra, los usos, las costumbres y las religiones. No me extraña que el hombre de ahora no crea en nada de esto, pues por creer, no cree ni en sí mismo. No es que no tenga alma, es que se está desalmando poco a poco, llevado de la mano del positivismo científico. Muy probablemente, dentro de unos años, no le conozca ni la madre que le parió, como no se dé un proceso de catarsis.
El derecho, tambien se ha adulterado. Si bien antes se llevaban los usos y costumbres consuetudinarios en detrimento de lo verbal, ahora se ha pasado a una hipertrofia legislativa aplastante, todo cada vez más escrito y regulado por la norma jurídica. Por cada cuestión de nada, te sacan diez mil leyes. No es de extrañar en una civilización que ha dado de lado al poder de la palabra, de la honestidad, el civismo, los valores y el buen hacer, pasándose a obrar de mala fe. En lugar de ser civilizados, nos estamos en salvajes y bárbaros, más aún que en tiempos de las cavernas. Sí, señores, este es el milagro que obra el antropocentrismo a largo plazo.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Pantallas

Con el tiempo y el devenir de los acontecimientos de los que uno se va empapando en la medida en que  los vislumbra, según el criterio y formación con que los aborda, se tiende a hacer una síntesis que bien puede resultar tan dolorosa, como cómica o placentera, por decir algo.

Prescindiendo de los accidentes, el sustrato queda cada vez más a la vista con un poco de esfuerzo y práctica. A eso creo que le damos por llamar criterio, es decir, una capacidad de crítica al fin y al cabo, haciendo un pequeño pero útil juego de palabras. En función de qué criterio tengamos, así nos resultarán las críticas, cosa que bien nos la puede asignar la experiencia, bien las fuentes del conocimiento, o la inteligencia que uno tenga.

A mí me resulta bastante cómica la síntesis que nos han querido inducir por medio de la gran pantalla, muchas veces invisible, de los medios de comunicación. En este caso, me refiero a las estelas de desinformación o de información alternativa, para ocultarnos el verdadero panorama económico de nuestro País, que cuando muchos de nosotros estudiábamos en el colegio, se daba en llamar España.

Parece ser que se está tratando a la crisis por la que estamos pasando, como una pariente pobre, a la que se la suele dar de lado, o al menos ocultar. ¿Sabemos algo de Grecia por los noticiarios? Sí, es cierto que se emiten casos de familias desahuciadas y de colectivos que medio malviven con unos pocos de cientos de euros al mes, y que me hacen pensar -con la poca televisión que veo- que se los sueltan a la mayor parte sociedad española como un bálsamo de alivio,  para que no se medio queje nadie con todo lo que está pasando, pues hay mucha gente que lo pasa mal. Vamos, que si encima nos elevan la carga impositiva, nos encontraremos con que está medio justificada, no siendo siempre así.

Por un lado parece como si nos quisieran transmitir que se da la crisis en cuatro individuos de turno que no han sabido ser previsores, o que han tenido mala suerte. Por otro se la oculta tanto en este gobierno de Rajoy, como en el de Zapatero -gran destructor de todo lo que heredó- lo untuoso, lo útil, la verdad.

Así es, señores, como en tiempos del mandato de la alpargata de un tal ZP, se hablaba de cerrar el Valle de los Caídos, echarlo abajo, dinamitarlo si fuese posible, y de muchas más cosas parecidas, con tal de distraer la opinión pública para que los ciudadanos estuviesen enzarzados en los pros y en los contras de esta barrabasada  en las tertulias, y no se tocase mucho el tema que realmente urgía al País. Ni recordar tiene que todo quedó en agua de borrajas, siendo para mí, una oportuna y magnífica estrategia de manipulación.

Con Rajoy, nos pasa tres cuartos de lo mismo, sólamente que ahora a los políticos de turno les da por centrar la atención de Cataluña y su pretendida independencia, tirándose las tejas unos políticos a otros, cuando en realidad, se sientan para tomar el condumio juntos, pero no revueltos, a menos que se trate de futuros tránsfugas y chaqueteros. Vamos, que el problema vasco que siempre nos ha preocupado, parece que se esté solucionando por arte de birli y birloque, mientras se está dando la eclosión de otro brote nacionalista exacerbado en las tierras del conde de Berenguer. Sí, por supuesto que los contertulios seguirán departiendo sobre todo esto, sean del color que sean, mientras que de la actual situación económica de Grecia, Europa, o los mismos EEUU, sepamos poco o casi nada, comparado con unos años atrás. Otra estela de difuminación de la realidad, es pues el asunto catalán.

viernes, 28 de junio de 2013

Un nuevo morador en casa

Pues aquí os cuelgo la foto de la gaviota que recogí ayer, cuando venía de pescar. El animalito, tiene el ala rota. La tengo en casa, pues creí que la "patrulla verde" vendría a recogerla, como otras veces sucedió. Con esto de la crisis, o las pocas ganas que tengan de trabajar, tan sólo se dedican ahora a los animales que están protegidos. Así que cuando pueda, la dejaré donde me la encontré, para que muera en su medio.

martes, 3 de enero de 2012

Las riquezas de la Iglesia.


"La Iglesia tiene muchas riquezas, habría que venderlas para dar de comer a los pobres con ellas". Harto está ya uno de oír siempre la misma cantinela por parte de casi siempre los mismos. Pareciere que nunca pasará de moda el mismo slogan.

Todos sabemos que los curas son pedófilos, ladrones y homosexuales que no hacen más que amasar dinero y vivir como dioses a costa del pueblo. Es un tópico tan manido, que ya parece una verdad suprema indiscutible, unas de estas cosas inmutables que se han descubierto en tiempos modernos.

Para empezar diré que la Iglesia que tiene tanto dinero guardado en las arcas, somos todos, no sólo los clérigos son los propietarios de estos patrimonios tan pingües. Y, repito, es imprescindible no olvidar que la Iglesia, somos todos.

Si hay miles y miles de bienes en ella, es porque bien muchos han sido donados o sufragados por particulares y consagrados a lo largo de la historia. Imagino que cuando nos pasan el cepillo en misa, algo aportaremos... Y habrá personas que tengan pensado dejar en testamento algunos o todos sus bienes a la Iglesia, ¿por qué no? Están en su derecho, so pena de que esto suponga un crímen en los tiempos que corren.

No debemos olvidar que el Fundador de la Iglesia vivió pobremente, al igual que sus discípulos tuvieron también una vida sencilla. Por contado doy que necesitarían vivir de las colectas y la caridad, pues dejaron todo lo que tenían, incluso sus trabajos remunerados, para seguir al Maestro y sus enseñanzas. Así pues, al no trabajar remuneradamente, imagino que vivirían de lo oblado por los fieles. Y los fieles parece que hemos seguido contribuyendo al sostenimiento de la economía eclesiástica de muy buena gana, durante más de dos mil años, gracias a Dios.

Me produce fruición, por no decir sardonia, el imaginar que la Iglesia empeñe todo lo que tiene, hasta sus templos, para el sostenimiento de los pobres, cuando ya lo está haciendo por doquier. Es como remembrar el viejo tópico de acabar con las vacas sagradas de la India para dar a comer a la población necesitada. Bueno, y hecho eso, después ¿que? A seguir pasando hambre...

La Iglesia no solamente es una simple congregación localizada en el Vaticano y los templos, sino que se trata de una estructura supranacional con vida propia, la cual requiere de unas jerarquías y una planificación económica lógica para que siga funcionando como es debido. Y no olvidemos que el Papa, no sólo es obispo de Roma, si no también jefe de un estado, el Vaticano, el cual necesita de nuncios, traductores, policía y un sin fin de infraestructuras que han de sufragarse en beneficio de todos los fieles, no sólo para "satisfacer" a unos cuantos clérigos de postín. Y si, por citar un caso, el Papa ha de viajar constantemente con el dinero de las arcas eclesiásticas, está en su derecho, pues los apóstoles también hicieron lo mismo para extender el cristianismo y fortalecer a la Iglesia. Y a quien no le guste esto, que se fastidie, pues es una gran labor la que se hace.

Normalmente suele pasar que los que critican a la Iglesia por "acumular" riquezas y no repartirlas entre los necesitados, hacen mucho menos por ellos que esta institución, por no decir nada en muchos casos. A estos individuos tan lógicos y altruistas, les sugiero que enfoquen sus críticas hacia sí mismos, los políticos y las ongs, a ver si consiguen que se ocupen del necesitado realmente como dicen. A todo esto, el derroche de los estados y muchas ongs en bagatelas y fruslerías es atroz, ocupándose del pobre mínimamente, si es que lo hacen.

sábado, 17 de diciembre de 2011

Diezmos que diezman


Hoy me toca decir, lo que es para mí, una gran verdad. Se trata, nada más ni nada menos, que reaprender uno de los muchos conceptos equivocados que uno estudió en los libros de texto de un estado laico como el nuestro.

El pensamiento "adogmático" que sacude nuestras instituciones hoy en día, es mil veces más dañino que cualquier revolución del pasado. En cuanto a las materias, cada vez los manuales son más y más oscuros, con más imprecisiones de las que uno deseara. Por ello la segunda enseñanza que estoy recibiendo, es la de llegar a desmentir muchos de los falsos postulados que in illo tempore uno aprendió como verdades indiscutibles.

Lo que me trae por aquí en este post, es el tema de los diezmos. Sí, ciertamente existieron, pero también se ha de tener en cuenta que la iglesia de entonces no era como la de hoy, pues no sólo la cultura estaba en sus manos, sino también las escuelas, los hospitales, hospicios, asilos y demás instituciones que por ellas mismas, generaban un gasto considerable, y de las cuales no se hacía cargo el estado, por lo cual había que aportar algo para sufragarlas. Es por ello que se creasen los diezmos y las mandas pías.

Con el cada vez más preponderante papel del estado en llevar el cargo de estos organismos de gestión, los diezmos y demás tipos de aportaciones, a los que los historiadores maldenominaron vasallaje, dejaron de tener sentido, por lo que se extinguieron.

En el estado contemporáneo, en el que se supone que ya no existe ningún tipo de vasallaje, el ciudadano ha de gastarse de su propio bolsillo más cantidad que la aportada en los antiguos diezmos para financiar todas estas instituciones, es decir más del diez por ciento de sus rentas, para encima acceder a peores servicios de cada vez peor calidad. ¿O es que en un hospital de ahora se nos trata de un modo tan cordial como en uno de los tiempos pasados? En cuanto a lo de la enseñanza y asilos, la cosa cada vez va a peor. Ah, con los bien que lo hacían las monjitas antes, y sin necesidad de tener psicólogos, pedagogos, ni pitos ni flautas.
Ahora invito al lector reflexivo, a que medite un poco mis palabras...

lunes, 10 de octubre de 2011

A mí la legión


Artículo dedicado a Juan Fran, que me animó a seguir escribiendo en mi blog para decir más tonterías, que en realidad debería callarme:

El intelectual es a veces un especímen del género humano que puede pasar de la brillantez más absoluta, a la bobada más supina en un plis plas. No me trae por aquí el caso del encontronazo de Miguel de Unamuno con Millán Astray, pero lo voy a analizar.

Si mal no recuerdo, el segundo introdujo "soy el novio de la muerte" en el credo de la legión, supuestamente el mejor cuerpo de choque de aquellos tiempos en nuestro País, tan bueno, que perdió la guerra de Marruecos luchando contra unas Cábilas mal armadas y sin discipina militar alguna. Siempre se le echa la culpa al general Silvestre, de la derrota de Annual...

En cambio Unamuno no fue muy cuco al decir "pues yo soy novio de la vida". No, Sr. Unamuno, no. Deberías haber dicho que todos somos novios de la muerte, que es más congruente y real. Novios de la vida los hay, en tanto en cuanto haya felicidad y las cosas vayan bien. ¿O es que te has olvidado de los muertos en vida, que son multitud? ¿Quién no aborrece esta existencia de vez en cuando, o de forma continua hasta llegar al suicidio -no ha de ser simpre físico- convirtiéndose entonces en el esposo de la muerte?.

Unamuno, sé que tú siempre buscabas ir a la contraria al personal. Si en Salamanca o España se gritaba blanco, tú lo hacías por el negro, y viceversa... Creo que en el fondo, te hacías buena propaganda de intelectual, siéndolo en realidad sin tener que recurrir a todas estas estratagemas. Ah, lo que tiene que hacer uno por colocar el género venal literario, ¿verdad?.

Macho, deberías haber nacido en el siglo XX, o XXI, donde los literatos llegan hasta bañarse en una piscina vestidos de traje y corbata, tal y como hizo Cela, para promocionarse. Lo que pasa es que este tuvo el problema de que cuando se sumergió, a un epiléptico de dio un ataque en ese mismo momento, tal y como le figuradamente le daría a Millán Astray en el paraninfo de la facultad, de la que tú decías que eras el sacerdote. En fin, en fin...


Como bien dije más arriba, no sólo los legionarios son losnovios de la muerte, si no toda la humanidad.

sábado, 27 de marzo de 2010



Pongo en subasta simbólica este magnífico programa electoral de la candidatura de Abel Romero a la alcaldía de Málaga -nótese su similitud con Peppone de D. Camilo-, con un autógrafo de D. Santigao Carrillo de su puño y letra, que me lo signó después del meeting. Se abre la puja con el precio de un euro.

Pd,- Sr. Carrillo, Vd. es como mi tío Pepe, que sigue saliendo con la misma cara en todos las fotos, aunque hayan pasado más de veinte años. Dígame, ¿qué es lo que toma para no envejecer?