lunes, 11 de noviembre de 2013

Pantallas

Con el tiempo y el devenir de los acontecimientos de los que uno se va empapando en la medida en que  los vislumbra, según el criterio y formación con que los aborda, se tiende a hacer una síntesis que bien puede resultar tan dolorosa, como cómica o placentera, por decir algo.

Prescindiendo de los accidentes, el sustrato queda cada vez más a la vista con un poco de esfuerzo y práctica. A eso creo que le damos por llamar criterio, es decir, una capacidad de crítica al fin y al cabo, haciendo un pequeño pero útil juego de palabras. En función de qué criterio tengamos, así nos resultarán las críticas, cosa que bien nos la puede asignar la experiencia, bien las fuentes del conocimiento, o la inteligencia que uno tenga.

A mí me resulta bastante cómica la síntesis que nos han querido inducir por medio de la gran pantalla, muchas veces invisible, de los medios de comunicación. En este caso, me refiero a las estelas de desinformación o de información alternativa, para ocultarnos el verdadero panorama económico de nuestro País, que cuando muchos de nosotros estudiábamos en el colegio, se daba en llamar España.

Parece ser que se está tratando a la crisis por la que estamos pasando, como una pariente pobre, a la que se la suele dar de lado, o al menos ocultar. ¿Sabemos algo de Grecia por los noticiarios? Sí, es cierto que se emiten casos de familias desahuciadas y de colectivos que medio malviven con unos pocos de cientos de euros al mes, y que me hacen pensar -con la poca televisión que veo- que se los sueltan a la mayor parte sociedad española como un bálsamo de alivio,  para que no se medio queje nadie con todo lo que está pasando, pues hay mucha gente que lo pasa mal. Vamos, que si encima nos elevan la carga impositiva, nos encontraremos con que está medio justificada, no siendo siempre así.

Por un lado parece como si nos quisieran transmitir que se da la crisis en cuatro individuos de turno que no han sabido ser previsores, o que han tenido mala suerte. Por otro se la oculta tanto en este gobierno de Rajoy, como en el de Zapatero -gran destructor de todo lo que heredó- lo untuoso, lo útil, la verdad.

Así es, señores, como en tiempos del mandato de la alpargata de un tal ZP, se hablaba de cerrar el Valle de los Caídos, echarlo abajo, dinamitarlo si fuese posible, y de muchas más cosas parecidas, con tal de distraer la opinión pública para que los ciudadanos estuviesen enzarzados en los pros y en los contras de esta barrabasada  en las tertulias, y no se tocase mucho el tema que realmente urgía al País. Ni recordar tiene que todo quedó en agua de borrajas, siendo para mí, una oportuna y magnífica estrategia de manipulación.

Con Rajoy, nos pasa tres cuartos de lo mismo, sólamente que ahora a los políticos de turno les da por centrar la atención de Cataluña y su pretendida independencia, tirándose las tejas unos políticos a otros, cuando en realidad, se sientan para tomar el condumio juntos, pero no revueltos, a menos que se trate de futuros tránsfugas y chaqueteros. Vamos, que el problema vasco que siempre nos ha preocupado, parece que se esté solucionando por arte de birli y birloque, mientras se está dando la eclosión de otro brote nacionalista exacerbado en las tierras del conde de Berenguer. Sí, por supuesto que los contertulios seguirán departiendo sobre todo esto, sean del color que sean, mientras que de la actual situación económica de Grecia, Europa, o los mismos EEUU, sepamos poco o casi nada, comparado con unos años atrás. Otra estela de difuminación de la realidad, es pues el asunto catalán.

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